José Luis Luna

Desde aquel copiar 100 veces “ No me olvidaré los deberes en casa” su reconciliación con la escritura ha ido paralela a la reconciliación con la vida, para acabar utilizando las cuartillas como el amigo que siempre escucha pacientemente.

A través del bolígrafo se puede hablar con el amigo desconocido, con la amante esperada, con el “yo del futuro” y con el niño interior, semi olvidado, al que hay que explicarle la realidad en forma de cuentos para que pueda aceptarla.

En diferentes clubs de escritura ha podido combinar el placer de compartir la creatividad propia con el chafardeo en las vidas ajenas a través de los relatos.